sábado, 7 de noviembre de 2009


-Siempre me pregunté... y ahora que andas bien, prefiero preguntarte.
-Claro, dime.
-¿A qué te refieres con eso de "Happiness loves misery"?
-Pues, como la misma frase lo dice, "la felicidad adora la miseria". Fácil.
-¡No me refería a eso, idiota! Me refería a la frase en sí, al por qué.
-Te había entendido perfectamente.
-Entonces ¿por qué no me contestaste?
-Porque si te contesto, no tendrás más escusa para estar aquí. Y solo contigo puedo ser sincera. Por lo que me gusta estar contigo.
-Bueno, si quieres que me quede contigo, me quedaré contigo, ¡pero ahora dime!
-En fin, eso es lo que pensaba...
-¿Ya no lo piensas así?
-No, quiero decir, sí. Lo que quería decir es que es lo que pensaba, lo que pienso y lo que pensaré siempre. ¿No te das cuenta? La felicidad de hoy en día es relativa, materialista. Prefería la felicidad de hace años en la que con aprender a sumar o a leer ya era algo. Ahora para ser feliz, debes medirte con la felicidad de todos los demás, de toda persona que te rodea. Cuando alguien es más feliz que tú, ya dejas de ser feliz, y tratas por todos los medios que esa persona esté peor... Por más que alguien quiera, siempre mirará de reojo lo de los demás. Y la gente que supuestamente es la que más le importa, es a la que más envidia le tienen.
-Pero tú no eres así.
-Mientes. Bueno, te quieres mentir a tí mismo. Todos somos así. Tú mismo me recordaste que el ser humano es el mayor egoísta del mundo.
-Sí, pero tú no eres así. Tú no tienes envidia.
-Sí, si la tengo. Pero no se nota.
-¿Cómo no se va a notar?
-No se nota porque mi envidia siempre aparece con la personas a las que más quiero. Y por lo general, son pocas, muy pocas. Son tan pocas y las quiero tanto, que me trago la envidia. Porque si ellas son felices, yo también soy feliz. Porque no son solo amigas. Porque, mientras el tiempo pasa, vas creando y rompiendo lazos. Pero los lazos que he establecido con estas personas son tan fuertes, que nada ni nadie los podrá destruir. Porque río, lloro, me peleo con ellas. Y es por eso mismo que no puedo sentir envidia. Porque si ellas ríen, yo río. Y si ellas lloran, yo lloro. Porque sé, que si a mí me llega a pasar algo, ellas estarán ahí. Y nada ni nadie, podrá evitarlo. Ese es el lazo que conduce a mi futuro. Ese es el lazo que durará toda mi vida. Porque no somos amigas. Somos una misma persona. Un mismo alma dividida en tres cuerpos diferentes. Las tres partes del carro alado. La irascible, la concupiscible y la racional. No sé, ni ninguna sabemos qué parte somos cada una. Pero sí sabemos que juntas, formamos la unidad.

1 comentarios:

Iker Vancourt dijo...

T.TTTT jou, demasiado bonito, sniffff, (y va enserio ¬¬)