domingo, 17 de enero de 2010


¡TE ODIO! Y nunca me cansaré de repetirlo. ¡Escúchame por última vez! ¡TE ODIO! Me has hecho perder el tiempo con tus tonterías. ¡He dejado todo lo que estaba haciendo por tí! ¡Y así es como me lo pagas! Me dices que no significo nada para ti, que nunca te supuse un gran esfuerzo. Que mentías cuando me prometías, y mentías cuando me sonreías. ¡Te odio! Me has tratado de robar mis palabras, mi manera de ser, ¡mi vida! ¡Y nada te dije! En ningún momento te llegué a reprochar. He de suponer que también mentías cuando me decías que me querías, ¿cierto? Lo que más rabia me da, es tener que agradecerte. Habérlo expresado al fin, y no hacerme perder más tiempo.

domingo, 10 de enero de 2010


Si te digo la verdad... Sí, me pasa algo contigo.
Y el problema es que no te sé explicar a ciencia cierta por qué.
Simplemente, cada día me caes peor.
No sé, será el tiempo, que ha enfriado mi corazón,
o que quizá mi alma haya salido de mi cuerpo en busca de un lugar más acogedor.
O tal vez sea cosa de mi cabeza.
Tal vez con el año nuevo ha decidido hacer limpieza
y deshacerse de las cosas poco importantes,
recordándome aquellas que no debo olvidar.
Quizá sea culpa de mis ojos.
Que evitan chocarse con los tuyos por miedo
Espera, ¿miedo a qué?
o ¿a quién?
Ya te lo he dicho,
No lo sé.
No doy nada por seguro.
Solo sé que me caes mal.
Quizá no sea culpa mía y sea culpa tuya.
Por, como dice todo el mundo,
no estar ahí en los momentos en los que te he necesitado.
O quizá sea cosa de tus ojos también.
De tus ojos, de tu cabeza, de tu corazón.
Por mirarme tan friamente.
Por montarse las paranoias que te obligaban a alejarte de mí.
Por no querer guardar más espacio para mí.
Tal vez la culpa es de tu cuerpo
Por enfriarse tan de repente
Y no querer buscar calor en mis caricias
Pero quién sabe.
Esas son cosas que solo las notas cuando ya han ocurrido.
Simplemente es así.
El tiempo es el único que sabe lo que ocurrirá.

viernes, 8 de enero de 2010


-Hey, llevabas mucho tiempo sin venir por aquí
-Ya.
-¿Qué te ha traido?
-Supongo que tú.
-¿Yo...? Eso si que me sorprende, ¿yo soy la razón por la que estás aquí?
-No a ciencia cierta. Pero siempre que no encuentro respuestas, acabo aquí, en frente de ti. Y tú siempre me respondes con la misma sonrisa. Como si no hubiera ocurrido nada, como si realmente nunca te llegase a importar.
-¡Ah! ¿Es eso?
-...
-Pensaba que querías que solo fuesemos dos extraños. Que te sería más fácil hablar así conmigo.
-Y lo quiero...
-Te contradices.
-Siempre me contradigo.
-En eso te doi la razón.
...
-Es porque quiero saber más de ti, la razón que me trae aquí. Pero nunca acabo sacando nada.
-Solo tienes que preguntarme lo que quieras.
-Esa es la cuestión. Eres como una especie de deseo inalcanzable.
-Pero eres tú la que lo haces inalcanzable.
-Porque sino, no volvería aquí.
-Explícate.
-Es como me pasa muchas veces con mis amigos, o con aquellos que creen quererme. Les conozco, sé lo que piensan, cómo van a actuar... no me sorprenden. No tienen nada que por lo que me pueda interesar.
-Y tú quieres interesarte por mí.
-Supongo que eres ese tipo de persona que no quiero permitir que me defrauden.
-Que formen parte de la monotonía.

-Exacto. Me encantas tan solo porque no sé qué hay más allá de tu aspecto. No sé cómo reaccionarás la próxima vez que nos veamos. No sé si algún día pasaré un día contigo, o alguna noche. No sé si el día de mañana te volveré a ver. Y no sé si tus ojos verdes brillan de la misma forma en otra parte que no sea esta estación de tren.
...
-¿Quieres ver dónde viviré esta noche?
-... sí.
-¿Segura...?
-No lo sé...
Me agarró de la mano y me llevó por lugares que nunca hubiera pisado antes. Todo es más bello si lo ves desde una distancia. Aquel gato negro me llevó por las azoteas de los edificios de aquella ciudad tan iluminada. A la mañana siguiente, amanecí sobre uno de aquellos tejados con un abrigo sobre mis hombros.

viernes, 1 de enero de 2010

"¿Cómo puede a alguien gustarle Inglaterra? Hace frío, y casi siempre está lloviendo, ¿qué tiene de especial? ¿Qué puede llamarte la atención de allí? ¿El Big Ben? Tan solo es un reloj más, como el de cualquier ayuntamiento, como el de la plaza del Sol en Madrid. ¿El London Eye? ¡Menuda tontería! Una noria lenta con más de tres horas de cola, prefiero ir a cualquier parque de atracciones. ¿El London Bridge? Los ingleses tienen nada a lo que darle importancia y por eso se lo tienen que dar a un puente. ¿Qué tiene Inglaterra para gustarte?
>> Es más caro que esto, y la comida es mucho peor. Se empeñan en llevarle la contraria a todos los demás, alegando en su defensa que ellos son mejores, ¡panda de elitistas sin razón!"


¿Saben cuántas veces he podido escuchar este tipo de cosas? Miles. Millones. Y la mayoría son ciertas.
>> ¿Inglaterra? Mi país favorito.
>> Lejos de los monumentos significativos y de cualquier cliché, se haya una nación de la que cualquier persona se sentiría orgulloso. Yo me siento orgullosa. Lo siento mi país. Y ni si quiera he llegado a vivir un año allí.
>> En Inglaterra he conocido el miedo. La desesperación. El engaño. He conocido la noche y el día. Ambas caras. Y precisamente por eso, puedo nombrar a este país como un auténtico hogar.
>> De no haber conocido todas esas cosas, de haber llegado a hacer caso a aquellos que me dijeron que no merecía la pena, nunca podría haber conocido el verdadero significado de amistad. El poder reir desde adentro y con el corazón. Poder mirar al cielo y decir: "eh, ahora vivimos los mismos momentos, sin ningún tipo de diferencia horaria". Supongo que para quien vaya dirigido esto lo entenderá.
>> La gente. La amabilidad, su hospitalidad. El cariño que te ofrecen nada más tratándoles con respeto y con una sonrisa en la boca.
>> Y la forma tan mágica en la que el año nuevo comienza. En la calle, gente de todos los países, de todas las etnias. Cada persona con su forma de pensar, de ser y de vestir. Reunidos todos en una misma calle. Los americanos y los ingleses dejando de lado sus rivalidades. Los punks y los pijos compartiendo el alcohol. Borrachos y no borrachos compartiendo las calles de una misma región, de una misma ciudad. Ningún tipo de queja.
>> Y cuando el reloj marcó las doce, los copos de nieve empezaron a bañarlos a todos por igual.